HIPERPLASIA BENIGNA DE PRÓSTATA

¿QUÉ ES LA HIPERPLASIA BENIGNA DE PRÓSTATA?

 

Antes de hablar de la hiperplasia benigna de próstata, deberíamos hablar de la próstata. La próstata es una glándula que segrega el 40% del líquido seminal. Cuando eyaculamos el 60% del líquido seminal lo segregan unas glándulas que se llaman vesículas seminales y el otro 40% lo segrega la próstata. Básicamente esta es su función principal. También segrega otros líquidos que junto a las glándulas uretrales, preparan la uretra para la expulsión del semen. En definitiva, sería como un lubricante. Son como la grasa que se ponía antes en los cañones para que la bola de hierro saliera más rápida.

 

Las glándulas a medida que envejecemos se atrofian. La próstata también se atrofia y la forma de atrofiarse es transformándose en una glándula más fibrosa y que aumenta de volumen. Esto es lo que llamamos hiperplasia, un aumento de volumen. Benigno,  porque no es un aumento de volumen provocado por un tumor.

 

¿QUÉ PROVOCA LA HIPERPLASIA BENIGNA DE PRÓSTATA?

 

El problema que provoca la hiperplasia benigna de próstata, es que, debido al aumento de tamaño, como la uretra pasa por el  centro de esta glándula, este conducto queda estrangulado y no deja salir la orina.hiperplasia de próstata benigna

 

Nos podemos encontrar que debido a ello, muchas personas de edad avanzada,  se les tiene que poner una sonda para que puedan orinar debido a que al crecer en demasía la próstata, acaba obstruyendo la uretra y la bufeta, que es un músculo, no tiene la suficiente fuerza o potencia para vencer esta resistencia. Esto último sería la fase final de la hiperplasia benigna de próstata.

 

¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO?

 

Hablar de tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata, no existe como tal. No hay una medicina que reduzca el tamaño de esta glándula o que evite su crecimiento, actualmente. La forma en que la próstata envejece es creciendo.

 

No obstante, hay solución. La solución es quirúrgica y, actualmente, con la técnica láser. La solución pasa por extraer la glándula y gracias al láser, la intervención es mucho más fácil y menos engorrosa.

 

Antes, estas operaciones, representaban que sangrara el paciente en abundancia, que se hicieran fístulas, pérdidas involuntarias de orina, ingresos de más de 10 días. Es famoso el caso del ingreso de Salvador Dalí, que estuvo  por esta cirugía más de un mes ingresado.

 

En definitiva, antes era una cirugía que tenía sus complicaciones, no a nivel de poner en peligro la vida de las personas (salvo algún caso excepcional). Actualmente con la cirugía láser, es una cirugía que en 48/72 horas de ingreso y sin ningún tipo de problema. La técnica quirúrgica y la tecnología han ayudado a que esta cirugía pase de ser una cirugía complicada con abundante pérdida de sangre (medio litro como mínimo e incluso 3 litros) a una cirugía con una pérdida de 10 centímetros cúbicos y con un tiempo de ingreso mínimo.

 

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